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ASENTAMIENTOS INFORMALES EN CONTEXTO DE
FRONTERA: REVISANDO ALGUNAS CUESTIONES EN LA
CIUDAD DE POSADAS, MISIONES, ARGENTINA
Celia Draganchuk
1
Universidad Nacional de Misiones - Argentina
Mariela Dachary
2
Universidad Nacional de Misiones - Argentina
Jonas Dumas
3
Universidad Nacional de Misiones - Argentina
Myriam Barone
4
Universidad Nacional de Buenos Aires – Argentina
http://orcid.org/0000-0002-2332-9779
Recibido: 21/08/2019
Aprobado: 07/09/2019
Resumen
Este trabajo se inscribe en un proyecto de investigación denominado ¨Ocupación
de Tierras y formación de Asentamientos en la Ciudad de Posadas, Misiones. Estrategias
de luchas por la regularización y urbanización en el marco de las Políticas de
Planificación urbana¨ que analiza las formas de organización y ocupación del espacio por
1
Licenciada en Trabajo Social, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Misiones, Argentina. Magister en Políticas
Sociales UNaM-. Docente e Investigadora.Correo: celchuk30@hotmail.com
2
Licenciada en Trabajo Social, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales -Universidad Nacional de Misiones, Argentina.
Magister en Políticas Sociales UNaM-Argentina. Docente e Investigadora.Correo: mariela.dachary@gmail.com
3
Licenciado en Trabajo Social, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales -Universidad Nacional de Misiones, Argentina.
Tesista de la Maestría en Políticas Sociales UNaM-Argentina. Docente e Investigador.Correo: jonas.dumas00@yahoo.com.br
4
Doctora en Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) Docente titular Universidad Nacional de Misiones e
investigadora.Correo: myeleba@hotmail.com
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parte de grupos poblacionales, en el marco de los procesos contemporáneos de
transformación urbana en la ciudad de Posadas, Misiones, Argentina. La proliferación,
tanto en cantidad como en densidad de estos asentamientos en los últimos años, indica
que forman parte de una de las alternativas utilizadas por los pobladores para superar el
déficit de tierra y vivienda. En definitiva, el mercado inmobiliario formal los excluye del
acceso a estos bienes y el Estado no les ofrece respuestas satisfactorias o contenedoras a
un número cada vez mayor de personas, que forman parte de esta problemática social. En
este contexto, se configuran espacios de acción colectiva y de lucha, asumiendo diferentes
formas como cortes de calle y movilizaciones hasta centros administrativos del gobierno,
más visibles, pero también demandas y proyectos a partir de organizaciones creadas para
ese fin. En definitiva, establecen estrategias de resistencia que surgen al calor de la acción,
atraviesan sus vidas, sustentando sus acciones, los visibilizan como desiguales y los
convierten en sujetos políticos. En este sentido, interesa indagar y analizar las prácticas
de estos actores colectivos (vecinos/ movimientos/ organizaciones) involucrados en las
luchas por el acceso a la tierra y posterior regularización y urbanización de la misma. En
este documento se presenta un incipiente análisis de la base de datos para caracterizar a
la población, y de algunas entrevistas realizadas con los referentes de los distintos
asentamientos.
Palabras Clave: Asentamientos informales, Acción Colectiva, Formas de organización
y Ocupación del Espacio.
Abstracts
This work is part of a research project called Land Occupation and Settlement Formation
in the City of Posadas, Misiones. Strategies of struggles for regularization and
urbanization within the framework of Urban Planning Policies¨ which analyzes the forms
of organization and occupation of space by population groups, within the framework of
contemporary processes of urban transformation in the city of Posadas, Misiones,
Argentina. The proliferation, both in quantity and density of these settlements in recent
years, indicates that they are part of one of the alternatives used by the inhabitants to
overcome the deficit of land and housing. In short, the formal real estate market excludes
them from accessing these assets and the State does not offer satisfactory or containing
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answers to an increasing number of people, who are part of this social problem. In this
context, spaces for collective action and struggle are configured, assuming different forms
such as roadblocks and mobilizations to more visible government administrative centers,
but also demands and projects from organizations created for that purpose. In short, they
establish resistance strategies that emerge from the heat of action, go through their lives,
sustaining their actions, make them visible as unequal and turn them into political
subjects. In this sense, it is interesting to investigate and analyze the practices of these
collective actors (neighbors / movements / organizations) involved in the struggles for
access to land and subsequent regularization and urbanization of it. This document
presents an incipient analysis of the database to characterize the population, and of some
interviews carried out with the referents of the different settlements.
Keywords: Informal settlements, Collective Action, Forms of organization and
Occupation of Space.
1. Introducción
La demanda de tierras y viviendas en la ciudad de Posadas Misiones, en los
últimos cuarenta años, es un reclamo permanente que involucra a numerosos grupos de
la población, tanto de la provincia como de países limítrofes. Noticias e imágenes
relacionadas con esta problemática social aparecen con frecuencia en los principales
diarios. A modo de ejemplo, citamos algunos de los más recientes (2016):
¨…por la demanda habitacional se desató este lunes, ahora en el barrio Néstor Kirchner,
donde unas 200 familias decidieron tomar un predio fiscal, para obligar a las autoridades
a aportar una solución al reclamo (…) Advierten que se intenta deslegitimar los reclamos
de este tipo… (…) Repudian el desalojo que se llevó a cabo la semana pasada en la zona
de El Zaimán, donde otro centenar de familias ocupó un predio privado…¨
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Figura 1 - Imagen de demandante.
Mónica Cundes vecina que participo de la toma- intenta conseguir un lugar para vivir
con sus hijos. Fuente: http://misionescuatro.com/posadas/toma-tierras-familias-
posadas/17-10-2016
Los reiterados conflictos producidos por esta problemática y difundidos por los
diferentes medios de prensa, precipitó la organización de un Conversatorio por parte de
Secretaria de Investigaciones y Postgrado de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) sobre Hábitat Urbano en la
ciudad de Posadas para dar respuesta a interrogantes como: ¿cuántas familias y/o personas
hay en esta situación? ¿Están identificados y delimitados estos asentamientos en la
ciudad? ¿En qué condiciones socio-habitacionales se encuentran los mismos? ¿Cómo se
organizaron estas familias para la ocupación y/o toma de las tierras donde viven? ¿Cómo
ubicaron y seleccionaron esa tierra? ¿Es posible delinear políticas públicas desde el
municipio para anticiparse a estos conflictos?
La búsqueda de respuestas advirtió acerca de las falencias y escasez de
información producto de investigaciones, y ubicó a esta temática en un área de vacancia,
o, dicho de otro modo, se trata de un espacio poco explorado por la investigación
académica.
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Ahora bien, la magnitud de este problema supera ampliamente la capacidad de
cualquier proyecto de investigación, por ello se realizó la firma de un convenio con el
Programa de Regularización de Espacios públicos y Provisión de Aguas de la
Municipalidad de la Ciudad de Posadas para acceder a la información cuantitativa,
relevada en el marco del Diagnóstico del estado de la situación de asentamientos en el
municipio, realizado el año 2015. En relación con esto, planteamos que la información
que se encontraba dispersa, no unificada, debería constituir parte de una base de datos,
que tuviera como características la independencia lógica y física de los datos, una
redundancia mínima (lo cual reduce las posibilidades de inconsistencia de los datos), un
acceso concurrente por parte de múltiples usuarios, la integridad de los datos, la
posibilidad de efectuar consultas complejas y seguridad en el acceso a los mismos, entre
otros.
Los asentamientos identificados mediante cartografía en la ciudad de Posadas por
el Municipio suman un total de 63. En 28 de ellos se efectuó una encuesta (aunque
organizada e implementada de forma dispersa por un mix entre la municipalidad y
consultoras), con el objetivo de conocer algunos aspectos socio habitacionales de esta
población. Esa situación complejizó la tarea, por lo cual se decidió armar la base de datos
en base a criterios uniformes encontrados solamente en 25 de ellos.
Tomamos para el análisis los denominados lotes habitacionales, descartando en
este momento otros lotes como iglesias, comedores, sedes de organizaciones sociales,
espacios verdes y reservas fiscales. En total se registraron 2420 lotes habitacionales con
un total de 7945 personas.
En todos los asentamientos que conforman la base de datos existen personas que
declaran vivir en ese lugar hace veinte años y más, pero lo interesante es que, en algunos
de ellos, como el caso de Las Parcelas, Chacra 101, barrio Belén, Chacra 141 y 192, lo
hacen en una proporción más significativa (19,7%). Esto nos induce a pensar en la
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constitución de los mismos, algunos son más antiguos que otros, aunque casi todos se
encuentran hace más de dos décadas coincidentes con algunos de los fenómenos ocurridos
en la provincia como la migración campo-ciudad y la relocalización de población urbana.
En la revisión de los datos observamos que, en los diferentes períodos, casi todos
los asentamientos recibieron familias de forma constante, como una especie de goteo
permanente, sobre todo los casos de Aeroclub, 101, 141, 142, 192, 246, 247, El Acuerdo
y El Piedral. De aquellos que explicitan vivir ahí en los últimos cinco años, o sea los más
recientes, la mayor proporción se encuentra en Los Lapachitos I y II, Las Parcelas (cada
uno de ellos recibió 260 y 234 familias respectivamente), Los Oleritos (89), 246 (79), Las
Tacuaritas (59), Altos de Bella Vista (55) y el resto en menor cantidad. Algunos como el
caso de Belén, chacra 127 probablemente no posean más espacios libres disponibles, con
lo cual disminuyó la cantidad de familias que se asentaron últimamente.
En relación al sexo de los encuestados, los datos señalan que más de la mitad,
65,1%, son mujeres, mientras que el 34,9% son varones. Esta desproporción se repite de
forma permanente en los asentamientos tanto de Argentina como de América Latina en
general, donde las desigualdades son más evidentes por encontrarse los mayores retos
urbanos y a los cuales se enfrentan, por lo general, las mujeres solas (jefas de hogar).
Estas desigualdades se traducen en pobreza, hacinamiento, falta de acceso a la seguridad,
escaso acceso a la propiedad, dificultades de agua, saneamiento y servicios de salud.
Con respecto a la distribución por grupos etarios, el más relevante (35, 6%) tienen
entre 25y 34años de edad, el (15,3%) se encuentra entre los 30 y 34 años. El 10,7 % están
dentro de los grupos de 35 a 39. Estos grupos conforman el 61,6% del total de los
encuestados, o sea una población que se encuentra en etapa de expansión familiar o de re
configuración (nuevas parejas o mujeres solas con hijos) de las mismas. Importa recordar
que, en la provincia de Misiones, se encuentran los valores más altos de mujeres
adolescentes embarazadas, de mujeres que inician de forma temprana la vida reproductiva
(16 años) y son multíparas (tienen varios hijos -más de 3-).
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En cuanto a las ocupaciones laborales que declaran los habitantes, se ubican en
primer lugar las actividades vinculadas a la economía informal como changas (29,3%),
vendedor ambulante (2,1%) y olería –producción de ladrillos de barro- (0,5%). Solamente
un 9,4% de la población cuenta con un empleo formal. Los que declaran ser jubilados,
retirados y estudiantes representa un 2%. También el 39% declara dedicarse al
mantenimiento y cuidado del hogar –casi todas son mujeres-. Ahora bien, eso no significa
que realicen actividades para obtener ingresos, aunque se da en relación con las
posibilidades de compatibilizar las situaciones específicas del hogar (con quién dejar el
cuidado de los niños, las inclemencias del tiempo, etc.) y las oportunidades del mercado
laboral.
Con respecto a la asistencia estatal, los datos señalan que más de la mitad de la
población estudiada (58,22 %) percibe algún tipo de Plan Social, entre los cuales se
destaca la Asignación Universal por Hijos con un (30,21 %). Una proporción importante
de los residentes en los asentamientos (41,78%) no perciben ningún plan social.
En cuanto a la cobertura de salud, más de la mitad (64,7 %) de los encuetados
manifestaron no contar con ningún tipo de cobertura médica, mientras que el (26,6 %) de
ella afirma que lo tiene. Finalmente, el (8,7%) no posee información acerca de la
cobertura que tienen.
En relación a los servicios públicos, el 70,1% de las viviendas cuenta con una
conexión irregular a la red pública de energía eléctrica. Solamente el 9 % de los hogares
posee acceso formal a la energía eléctrica –medidor individual-. El 17,9 % de los casos
indicaron que cuentan con medidor solidario o social. Una proporción muy baja -el 0,3%-
no cuenta con energía eléctrica.
Menos de la mitad (30,2%) de las viviendas de estos asentamientos cuentan con
inodoro con descarga de agua. El 32,5 % cuenta con inodoro, pero sin descarga de agua.
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El 26,7 % posee letrina en su lote y/o vivienda. Finalmente, el 3,8 % de la población de
estos barrios no cuenta con ninguna instalación sanitaria.
Esta sucinta descripción de los asentamientos que conforman nuestro universo de
estudio, nos encamina a la tarea de considerar o re considerar algunos aspectos
conceptuales utilizados en la construcción de este objeto.
2. Abordajes, límites y horizontes conceptuales en relación con los
Asentamientos Informales
El ámbito académico produjo en los últimos cuarenta años significativos debates
en relación con el fenómeno de los asentamientos en América Latina y Argentina, todos
ellos entramados (o atrapados) en diversos modelos o paradigmas. Trataremos de efectuar
una síntesis de los más significativos y relevantes para esta ponencia.
Algunos investigadores efectuaron un análisis de las experiencias de ocupación o
tomas de tierras urbanas para la construcción de asentamientos, tomando como punto de
partida las crisis existentes en el régimen de propiedad de las sociedades capitalistas
(Torres Ribeiro, Barrera, Stratta, Giaretto, Craviño, entre otros). Realizaron una
contextualización histórica de los procesos de neoliberalización del capitalismo y
avanzaron sobre los efectos producidos en estas sociedades en los últimos 40 años. A
partir de la comprensión de las transformaciones estructurales y del rol del Estado,
explicaron los problemas de acceso a la ciudad que sufren los sectores populares. Estas
perspectivas, además, visibilizaron la relación establecida entre la toma de tierras y los
actos delictivos, planteando una ¨criminalización de la pobreza¨.
En la década del 70 en la Argentina, este problema fue abordado a partir de
asentamientos referenciados empíricamente en distintas zonas de la provincia de Buenos
Aires, especialmente en la Capital Federal. En el análisis además del concepto de
asentamiento informal, apelaron a diversos clivajes teóricos como pobreza, clientelismo,
asistencialismo político, movimientos sociales: organizaciones piqueteras, otras formas
de protesta social, etc. En algunas provincias argentinas –entre ellas Misiones- también
se produjo el fenómeno de la toma de tierras, pero a una escala mucho menor (cantidad
de población). Para los autores, estos son el resultado de la lógica dominante que empuja
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a los sectores populares hacia las tierras periféricas. Reconocen un alto grado de
planificación y organización por parte de los sujetos protagonistas de las tomas de tierra.
A partir de la década del 90 se advierten nuevas formas de organización del
espacio territorial y políticas de planificación por parte del Estado para esta población.
En ese sentido, las investigaciones avanzan sobre las villas de emergencia objeto de las
políticas estatales diferenciadas, a partir de aquellos casos de ocupaciones irregulares
consolidadas y en las que se ejecutaron programas de regularización dominial y de
urbanización.
En relación a la ciudad de Posadas, Misiones, existen varios estudios que
prosiguen la línea iniciada por Bartolomé (1985), en base a las relocalizaciones de
población producidas por el proyecto Hidroeléctrico Yacyretá. Para este autor se
desencadena un “efecto entrópicocaracterizado por el empobrecimiento de la población,
así como una crisis, tanto en las estrategias adaptativas como en los mecanismos de
organización colectiva, que producen ajustes con el medio físico y social. También se
encuentran las investigaciones de Mignone, analizando la pobreza urbana, a partir de las
diferencias socioeconómicas que existen entre los habitantes y de qué manera estas
desigualdades condicionan, en gran medida, la localización de los grupos vulnerables.
Argumenta que el incremento de la pobreza acompaña un aumento en la segregación,
como mecanismo de reproducción de la desigualdad social y económica. Por ende, la
pobreza conlleva implícita una diferenciación socio-espacial entre las personas o los
hogares y presenta un análisis espacial de la pobreza y sus sub-tipos identificando la
distribución en la ciudad de Posadas.
Los estudios acerca de la expansión urbana y producción del hábitat en las
capitales provinciales del nordeste argentino (iniciadas durante la década del 90), fueron
realizadas por el Grupo de Investigación FORURBANO-Instituto de Planeamiento
Urbano y Regional (IPUR), comandadas por Barreto y Pratessi, entre otros. Analizan la
inversión de capitales privados vinculados al proceso de reforma estructural y
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privatización de los servicios públicos, la inversión pública en obras de infraestructura
vial y urbana realizada mediante la financiación y orientación de los programas de los
organismos internacionales de créditos, los cuales propiciaron procesos de reforma. Esto
impactó en la remodelación de determinados sectores de las ciudades, merced a la
revitalización de áreas deterioradas o en expansión y la renovación y surgimiento de una
serie de nuevas actividades financieras, comerciales y de servicio que contribuyeron a
cambiar la imagen urbana en determinadas áreas de estas ciudades. El Estado, a través de
obras de carácter vial, espacios públicos e infraestructuras revalorizo también importantes
sectores urbanos, antiguamente degradados u ocupados por población de bajos recursos.
Diversos grupos privados también afianzaron este proceso, a partir de servicios
privatizados y nuevos emprendimientos tales como: terminales de ómnibus y la expansión
de grandes superficies comerciales cubiertas (supermercados e hipermercados).
Interesa en este punto plantear un aspecto creemos- nodal para avanzar en esta
temática, refiriéndonos a la significación otorgada al concepto de lo informal
(asentamientos u ocupaciones informales). La relevancia del mismo nos conduce a
considerar su imbricación con el opuesto, lo formal. Esta categoría de informal implica
en su delimitación una jerarquía, pues el lugar legitimado lo ocupa aquello denominado
como formal dejando por fuera lo no legitimado. Nos referimos entonces así a las
ocupaciones de suelo que constituyen la informalidad urbana de los asentamientos. Esta
situación de legitimidad y no legitimidad requiere ser considerada en el análisis, puesto
que se trata de una construcción histórica en permanente disputa.
Los asentamientos informales forman parte de la producción del hábitat de una
ciudad –ocupación de tierras, construcción de viviendas, etc.- pero por fuera de las
regulaciones urbanísticas, económicas, legales, tributarias. En otras palabras, los
asentamientos de estas poblaciones transgreden a la propiedad pública o privada,
haciendo caso omiso a las normas de urbanismo, a las licencias de construcción, y
permanecen ajenas a las regulaciones fiscales personales o territoriales (impuesto a los
bienes personales, permisos de construcción, etc.).
En definitiva, lo expuesto nos ubica en la situación de re-plantearnos el uso del
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concepto ¨informal¨, apelando al uso de nuevas categorías que contengan de manera más
compleja esta cuestión. Por ahora, estamos dispuestos a considerar, tal como lo expresa
Connolly (1990), lo informal como un concepto ideológico que termina haciendo
invisible e indivisible una sola realidad: la ciudad capitalista. Por lo tanto, debe concluir
su periplo como categoría, pues no ofrece suficientes posibilidades desde el punto de vista
analítico.
Ahora bien, ¿qué sucede entonces con las posibilidades discursivas del rmino
¨informal¨ y sus potencialidades como dispositivo de control? Ahí si ofrecen otras
alternativas, básicamente en relación con las transgresiones a la propiedad privada
(legalidad en la forma de acceso y tenencia) o tierra pública (orden y normalización del
espacio público); productividad como generador de lucro (escasa tecnología, escaso
margen de lucro) y las contravenciones a los registros y contabilidades (el país o la
provincia no pueden calcular cuánto se produce y consume en bienes y servicios).
Por lo tanto, lo que se ocultaría tras el término ¨informal¨ es una desigualdad
económica cada vez más evidente y una heterogeneidad social, producto de la misma. En
este sentido dice Craviño (2017), se deslegitiman este tipo de espacios atravesando
diferentes capas de significación como el orden urbano, la mayor valorización de la
naturaleza cuando están en juego áreas verdes o reservas naturales y la estigmatización
de las personas que los habitan. Frente a ese contexto, los habitantes se ven obligados a
iniciar procesos de legitimación como producto de la acción colectiva, con discursos que
apelen al derecho a la ciudad –también nosotros somos parte- o a la “necesidad–no
podemos comprar, no tenemos donde ir-, a la normativa que no los ampara -o por lo
menos no parcialmente- y al tiempo de permanencia en el lugar –siempre estuvimos acá,
yo nací en este lugar-.
Esto supone un proceso de revisión y remoción del concepto ¨asentamiento
informal¨ de nuestra investigación por otros como, por ejemplo, el de construcción social
del hábitat, el derecho a la ciudad, etc. que suponen para algunos autores, entre ellos
Cravino (2017), superar la mirada negativa que primó en el mundo académico durante las
últimas décadas en relación a las prácticas y organización de las acciones colectivas de
lucha de los habitantes de ese espacio.
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Lo que interesaría en todo caso es resaltar la centralidad de las formas populares
de resolución de hábitat en el marco de la economía de las ciudades o, dicho de otra forma,
desnaturalizar la construcción de legitimidades o deslegitimidades sociales sobre el
espacio urbano bajo estudio.
Las prácticas populares de construcción de la ciudad son las formas que
encontraron estos grupos para resolver su hábitat frente a un mercado inmobiliario que
los excluye y un Estado que ofrece respuestas insuficientes en relación al déficit y la
calidad (tanto habitacional como urbana). Ahora bien, estas prácticas populares de acceso
al suelo y construcción del hábitat ¿qué ligan tienen con las acciones colectivas?
3. Acciones Colectivas para el acceso al suelo y la vivienda
Los obstáculos estructurales y contextuales permanentes a los cuales se enfrentan
los habitantes de una ciudad para acceder al suelo y a la vivienda, los habilita a considerar
distintas formas organizativas colectivas como vehículo para satisfacer sus necesidades,
en relación con el hábitat. Las mismas representan mayores posibilidades o chances para
obtener un lugar donde vivir o para poder construir una vivienda o un espacio común
donde desarrollar determinadas acciones o actividades (cancha de futbol, salón, etc.),
cuestiones que sistemáticamente les son negadas por la ciudad ¨formal¨.
Aparece así un tipo de producción social del hábitat, que se entiende como los
“…procesos generadores de espacios habitables, […] que se realizan bajo el control de
autoproductores y otros agentes sociales que operan sin fines lucrativos y que está
partiendo de entender a la vivienda y el hábitat como proceso y no como producto
terminado; como producto social y cultural y no como mercancía…” (Bagnera, 2016:7).
Es decir, actúan desde una lógica de gestión colectiva como estrategia con el fin de
obtener respuestas del Estado frente a las situaciones de necesidades no satisfechas.
La acción colectiva efectivamente puede ser considera como una movilización de
recursos, donde los conflictos sociales se expresan como formas de lucha por el control
de esos recursos. De esta manera, los actores sociales orientan sus prácticas en función
del cálculo costo-beneficio (Melucci, 1999). Esa acción colectiva se conforma por
estructuras constituidas por objetos, creencias, decisiones e intercambios que operan en
un campo. Al respecto Melucci, expresa que la misma “no puede ser explicada sin tomar
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en cuenta cómo son movilizados los recursos internos y externos, cómo las estructuras
organizativas son erigidas y mantenidas, cómo las funciones de liderazgo son
garantizadas” (1999:35). Esto implica la construcción de una identidad colectiva de los
agentes sociales en relación a un territorio determinado.
Las luchas colectivas se dan en el marco de un proceso de interacción, de
sentimiento de pertenencia y de práctica de interdependencia, que da lugar a distintas
formas de colaboración y cooperación entre los mismos, encontrando en su conformación
suficientes intereses en común.
En el contexto de la producción social de hábitat de la ciudad de Posadas, a partir
de necesidades comunes, se conforman organizaciones que intentan resolverlas ya sea
bajo la forma de comisiones vecinales, comisión pro- tierra, u otro tipo de organización
destinada a satisfacer estas demandas concretas. El factor convocante es generalmente la
búsqueda de estabilidad residencial, especialmente cuando ven que su permanencia en el
lugar peligra, cuando algún propietario o el Estado reclaman estas tierras. De este modo,
dentro del marco que fijan las limitaciones estructurales, los grupos tratan de ir
solucionando los problemas comunes, generando acciones reivindicativas puntuales, ya
sea a través de mecanismos participativos o eminentemente autoritarios. Ahí se van
definiendo los objetivos y las estrategias de movilización de los recursos y mecanismos
de presión para obtener resultados. En este sentido, se pasa de la acción espontánea a una
práctica política colectiva.
Las entrevistas realizadas a diversos referentes (presidentes de las distintas
organizaciones, vecinos que actuaron en todas las movilizaciones, responsables de los
asentamientos, etc.) que fueron analizadas y son presentadas en este documento, dan
cuenta de algunas cuestiones.
El tema central para los actores entrevistados se encuentra en relación con la
construcción social del territorio. Solamente a partir de los mismos se puede comprender
el entramado de sentidos o significados que le otorgan y las interacciones que se producen
y re producen para apropiarse del mismo ¨para hacerlo un lugar o muchos lugares, es decir
cargarlo de códigos simbólicos¨ (Hiernaux, Lindón y Noyola, 2001:20). Los entrevistados
expresaron lo siguiente:
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“Nosotros tenemos derechos a ocupar estos espacios porque fueron tierras
abandonadas, sin importancia(Presidente Vecinos Unidos).
¨Un referente del barrio A 3-2, nos avisó que se podía ocupar el lugar, nos avisaron,
vinimos y ahí hicimos la casa. Nos enfrentamos con la comisaría, la EBY, nos pusimos
todos. Una sola vez vinieron, después corrieron los rumores, pero logramos lo que
queríamos. Acá estamos todos ahora, tratamos de mejorar las casas de todos. Muchos de
los que vivimos estábamos alquilando, vivíamos en la casa de nuestros padres¨ (Referente
Vecinos Unidos).
Una vez ubicado el territorio (terreno, espacio vacío, espacio ocupado por un
espacio verde, baldío, espacio abandonado por una empresa, etc.) comienza un proceso
de territorialización, o sea la afirmación de la influencia o control sobre un área geográfica
por parte de un conjunto de actores con una necesidad común: encontrar un lugar donde
vivir. Estos empiezan lentamente, de acuerdo al relato de los referentes, a ocupar, a
dominar y a apropiarse del territorio. Lo primero es la delimitación, o sea, los límites para
influir, dominar para marcar ¨el ámbito de acción para afectar, influenciar y controlar
personas, fenómenos y relaciones¨ (Hiernaux, Lindón y Noyola, 2001:21). Los actores
empiezan a tomar posesión, control, dominación, límites, soberanía, etc. sobre el
territorio.
Fijan límites físicos, pero también de otro tipo, establecen normas para la
ocupación del terreno, en un primer momento más flexibles, ¨todos los que necesitan¨
hasta la imposición de otras más estrictas, a medida que el tiempo transcurre. La norma
organiza y regula el uso del territorio, que aparece así en toda su complejidad como
espacio de lucha, de resistencia, de nuevas configuraciones sociales, asociado casi
siempre a la obtención de mejores condiciones de vida para quienes lo habitan. Lo
disperso empieza a aglutinarse, generando reconocimientos de demandas comunes y
necesidades compartidas, pero también de normas que regulan el uso, control, acceso y
apropiación del recurso tierra, asignándole un valor al mismo.
El proceso de lucha por la tierra y la construcción de viviendas forman parte no
solo de un conjunto de acciones colectivas, sino también individuales, constituyéndose
ambas en partes relevantes de las estrategias que implementan. Los aspectos que
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remarcan tienen relación con la ayuda mutua, la solidaridad, el compartir, la organización,
la autogestión, etc. Las palabras que utilizan convocan a una actuación donde prevalece
una lógica de gestión colectiva frente a las situaciones adversas, la falta de un lugar donde
vivir y la ausencia del estado para satisfacer las mismas (Córdova: 1995). Los relatos dan
cuenta permanentemente de estos tópicos:
¨Si alguien quiere venir, si es gente buena, nosotros le ayudamos, le damos un
pedazo. Cada uno tiene un pedazo y vamos dividiendo. Entre vecinos nos llevamos bien
acá en el barrio y también con la gente del A3-2, hay mucha solidaridad. Cuando se vuelan
los techos todos ayudamos (…). A hacemos reuniones y vemos qué nos falta, ahí
definimos cómo vamos ayudando con las casas, un domingo para vos, otro domingo para
vos. Hay que organizarse entre nosotros y así solucionamos un par de cosas(Referente
Vecinos Unidos).
¨Con esa plata que se cobraba se arreglaba el barrio(Referente B° Belén).
En los relatos de los entrevistados aparecen las actividades desplegadas para paliar las
ausencias del Estado frente a un desastre natural (tormentas, inundaciones, etc.). Ellos se
ayudan, al igual que cuando requieren efectuar actividades de mejora barrial (arreglos de
calle, construcción de refugios para esperar el transporte público, etc.). O sea, lo que
siempre está es la solidaridad entre ellos y la ayuda que se prodigan, que en un contexto
determinado pueden, en forma transitoria o estable, desarrollar capacidades de
movilización de recursos de distinta índole e intervenir en situaciones específicas.
Esto de alguna manera también les permite iniciar la construcción de una identidad
como ¨nosotros¨, los del barrio X, cuestión que espresente en algunos fragmentos de
las entrevistas realizadas:
¨En un primer momento lo que queríamos era luchar por el reconocimiento, para
que seamos reconocidos como Barrio Belén. Empezamos a luchar, a preocuparnos y de
vuelta a gestionar y a pedir. Hasta, incluso a cortar las avenidas para que nos prestaran
atención¨ (Referente del Barrio Belén).
¨Nosotros en aquel entonces no teníamos comisión en el barrio y nos llevó
justamente a organizar comisiones. Se hicieron tres comisiones, que la que la comisión
mía ganó para quedar de comisión vecinal y nos acercamos, anduvimos por todos lados
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y conseguimos de parte de la justicia un abogado. Pudimos contestar la intimación,
entonces entró en juicio el tema de las tierras y fuimos peleando hasta este año
(Integrante Pro Tierra Ch.252).
El territorio aparece así con esa doble posibilidad: por un lado, la construcción de
identidad y por otro, la conversión en un espacio de resistencia y de luchas para lograr
mejores condiciones de vida.
Desde esta perspectiva la acción colectiva se constituye en una acción
eminentemente política, es decir que la misma se traduce en una relación de
enfrentamiento y negociación con el Estado para la concreción de diversas políticas
públicas para la satisfacción de sus necesidades.
En este contexto, las acciones colectivas no son estructuras estables, sino más bien
acciones espontaneas, una especie de estrategias defensivas y de resistencia. Éstas no se
construyen en términos de posiciones antagónicas de clases, sino más en términos de ejes
de sentido de esa acción como la democratización de la política y la ciudadanía social.
(Garretón: 2001).
Los testimonios de los referentes barriales muestran que sus prácticas de acción
colectiva interactúan con el sistema político, sin embargo, no existe una conciencia de
esta acción como una participación y cogestión de los asuntos públicos. Es más, perciben
a la política (los actores del sistema político) como libradores de recursos.
En este sentido, los actores se transforman en utilitaristas que usan el sistema
político para movilizar recursos, sin comprometerse ideológicamente con la política como
herramienta de transformación estructural y de enfrentamiento al poder. Sin embargo, la
acción colectiva mantiene ciertos contenidos ideológicos relacionados con el altruismo,
la solidaridad y los reconocimientos de derechos vulnerados que tienen que ser reparados
por el Estado.
Referencias
Barreto, Miguel, (2000) “El crecimiento de las ciudades Intermedias del NE argentino en
el contexto de las transformaciones regionales”. En: Cuaderno Urbano 3, FAU–
UNNE-La imagen de la vivienda. Una antropología de las formas urbanas de la ciudad
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