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motivaciones, deseos, gustos y apreciaciones contenidas en su capital cultural; que, de maneras
perceptibles e imperceptibles, la persona estudiante incorpora en la configuración de su capital
cultural. En palabras de Bourdieu y Passeron (2008), el estudiantado no solo es resultado de su
origen social, hábitos, entrenamientos y actitudes, sino que también heredan, en diversos
espacios sociales, un saber-hacer particular y destacable, y uno de esos espacios es el aula.
En cuanto a lo conceptual, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE,
2009) de Colombia, citado por UNESCO (2014) define el consumo cultural con:
Las dinámicas que implican la circulación y la adquisición de mensajes y contenidos.
Incluye no solamente la producción de esos mensajes y contenidos, sino la
recepción activa y el proceso de darles un nuevo significado. Los bienes y servicios
culturales incluyen: acontecimientos culturales y representaciones (danza, teatro,
conciertos de música, ferias y exposiciones de artesanías); infraestructuras culturales
(bibliotecas, centros culturales, museos, galerías de arte, sitios arqueológicos e
históricos); lectura y actividades editoriales; audiovisual (cine, video, videojuegos,
música grabada); educación artística y capacitación. (p. 130)
No obstante, para efectos de este manuscrito, se suscribe la definición de consumo cultural
que establece la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO, 2014), la cual señala que:
Significa medir y comprender los aspectos cuantitativos y cualitativos de la
participación en toda actividad que, para los individuos, represente un modo de
aumentar su propia capacidad cultural e informativa y capital, que ayude a definir su
identidad o permita la expresión personal. (p. 52)
Por otro lado, según los datos que presenta la Encuesta Nacional de Cultura 2016 de Costa
Rica (Instituto Nacional de Estadística y Censos de Costa Rica [INEC], 2017), en la cual se
consultó a las personas de diferentes grupos de edad acerca de las actividades culturales en las
que participaban, el 39,9% indicó escuchar la radio todos los días, mientras que el 80% indicó
ver televisión diariamente. Con base en ello, queda claro que existe una significativa tendencia
a un consumo cultural marcado por los contenidos ofrecidos a través de la parrilla televisiva.
En cambio, otras manifestaciones culturales como la asistencia a conciertos o a presentaciones
musicales son menos frecuentadas, pues solo el 14,9% de la población reporta asistir a este tipo
de actividades, en promedio, 3,4 veces al año. Si se trata de otras artes escénicas como el teatro