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LAS NARRATIVAS DE LA CULTURA DIGITAL TRANSMEDIA
Mario Viché González
1
Universidad en Valencia - España
Cristiana P. Madureira
2
Instituto Politécnico de Leiria - Portugal
Recibido: 24/03/2024
Aprobado: 20/06/2024
RESUMEN
La digitalización, mucho más allá que una convergencia de tecnologías y herramientas, supone
un cambio de paradigma cultural (Castells, 2009). En cuanto cultura digital la Sociedad del
Conocimiento se fundamenta en un conjunto de representaciones narrativas que le dan
visibilidad y condicionan las formas de actuar y relacionarse en el mundo digital. Como estas
narrativas se desarrollan, son aplicadas y convergen en los contextos socioeducativos constituye
el marco teórico práctico sobre el que se estructura nuestro trabajo.
Palabras clase: tecnología de la educación, narración, pedagogía social, juventud.
ABSTRACT
Digitalization, much more than a convergence of technologies and tools, represents a change in
the cultural paradigm (Castells, 2009). As a digital culture, the Knowledge Society is based on
a set of narrative representations that give it visibility and condition the ways of acting and
relating in the digital world. How these narratives are developed, applied and converge in socio-
educational contexts constitutes the theoretical and practical framework on which our work is
structured.
1
Profesor jubilado. Universitat de València, Editor de la revista Quaderns d’Animació i Educació
Social; (ORCID: 0000-0001-6021-4711); marioviche@marioviche.es
2
Investigadora integrada no CITCEM, Centro Interdisciplinar, Cultura, Espaço e Memória, Faculdade
de Letras da Universidade do Porto. Docente no Instituto Politécnico de Leiria, Portugal (ORCID:
0000-0002-2167-849X); cristiana.madureira@ipleiria.pt
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Keywords: educational technology, storytelling, social pedagogy, youth.
INTRODUCCIÓN
Muchos más allá que un conjunto de tecnologías ordenadas por algoritmos progresivos, la
revolución digital (Castells, 2009) ha supuesto un cambio de paradigma cultural que ha
modificado nuestra forma de representar el mundo a través del acceso a los datos y el
procesamiento de la información. Este cambio de paradigma afecta a las relaciones
interpersonales, la creación de redes de interacividad, las formas de organización y
participación sociocultural, el acceso al conocimiento, la inteligencia y la sabiduría digital.
Esta cultura digital se fundamenta a través de una serie de representaciones mentales que se
visibilizan a partir de relatos individuales y colectivos que se estructuran a modo de narrativas
transmedia (Scolari, 2013) en relatos múltiples y convergentes que dan sentido y significado a
las pautas socioculturales que organizan y definen el paradigma de la Sociedad del
Conocimiento.
Narrativas relacionadas con el uso del tiempo y el espacio, con el consumo cultural y del ocio,
narrativas de ciudadanía activa y ciberdemocracia, relatos acerca de la realidad virtual, la
inteligencia artificial, la creación del conocimiento o la sabiduría digital se combinan con
representaciones del universo digital relacionadas con la deshumanización, la manipulación, el
ciberacoso o la delincuencia digital.
Esta divergencia de narrativas provoca contradicciones en las formas de entender y afrontar la
digitalización de las prácticas y espacios socioeducativos. Desde una perspectiva circular
narrativa, Sara Coob (2016) define las narrativas divergentes o de violencia como aquellas que
provocan el conflicto e impiden el consenso social mientras que afirma que las narrativas
convergentes son aquellas que nos permiten ser creativos y cooperar hacía la consecución de
objetivos comunes.
De como las narrativas de la cultura digital son visibilizadas y vivenciadas por los distintos
agentes sociales, educadores y pedagogos sociales, interventores socioeducativos y los mismos
jóvenes en formación y de la capacidad de convergencia y transformación crítica de estas
narrativas va a depender el futuro de las dinámicas digitales en las prácticas socioculturales y
educativas en grupos en formación.
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Para ello vamos a analizar, en una primera parte, las diferentes narrativas esterotipadas y críticas
que configuran el universo digital y, en una segunda parte, cuales son los relatos y
representaciones presentes entre los jóvenes en formación a fin de visibilizar narrativas
convergentes que posibiliten la transformación y el desarrollo educativo en el contexto de la
cultura digital transmedia.
1. Las narrativas transmedia como conceptos de significación y organización
Los seres humanos interpretamos la realidad y fundamentamos nuestro actuar en el mundo a
través de una serie de relatos narrativos que, fruto de la tradición, la cultura, nuestras relaciones
y vivencias, constituyen el relato autonarrado de nuestro ser en el mundo. Del mismo modo que
las culturas tradicionales se estructuran a partir de los llamados grandes relatos, cada comunidad
y cada persona genera sus propios relatos con los que da sentido a sus sentimientos y emociones,
justifica conductas así como formas de convivencia y organización, dando sentido a la propia
vida personal. A través de los relatos dotamos de significación a vivencias, relaciones,
conductas, decisiones personales, formas de organización e identificación comunitaria.
Como afirma White: “Por medio de estas operaciones (narrativas) gobernamos nuestros
pensamientos, nuestras relaciones con los demás, nuestra relación con nosotros mismos, incluso
la relación con nuestros cuerpos” (2002, p. 21).
Los grandes relatos, leyendas y narraciones históricas, son los que fundamentan las distintas
culturas dando forma a sus lazos identitarios y a sus representaciones colectivas. Los relatos
son utilizados para justificar posicionamientos, ideologías y constructos nacionales. Cuentos y
relatos mágicos sirven para transmitir valores y modelar actitudes. A través de estructuras
narrativas las sociedades se perpetúan, las comunidades se autoorganizan y las personas
justificamos nuestras formas de ver el mundo, relacionarnos y actuar. Los mismos estereotipos,
en cuanto representaciones sesgadas de la realidad se presentan y transmiten a través de relatos
compartidos y generalizados de forma narrativa.
Las narrativas constituyen un componente sustantivo del propio sentido de la existencia. En
este sentido Ricoeur afirma: “El significado de la existencia humana no es solo el poder de
cambiar o dominar el mundo, sino también la capacidad de ser recordado y reclamado en el
discurso narrativo” (Ricoeur, 1994, p.218).
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Las narrativas se estructuran a partir de puntos de vista personales, mediatizados por nuestras
emociones y sentimientos, nuestras vivencias y nuestras redes de comunicación. El diálogo, la
capacidad de empatía y la reflexión crítica constituyen factores determinantes en la
construcción tanto de los relatos personales como de los relatos colectivos.
Las narrativas son relatos en primera persona, ya sea del singular o del plural. Son historias que
nos interpelan, nos condicionan, nos definen y nos comprometen con nosotros mismos y con la
comunidad. Las narrativas son fruto de nuestras vivencias más significativas, de nuestros
sentimientos y emociones dando sentido a nuestro estar en el mundo y condicionando nuestras
acciones más radicales.
Con la generalización de las tecnologías digitales de la comunicación y la gestión de la
inteligencia surgen nuevas narrativas que justifican y tratan de dotar de significados al universo
digital que configura el ciberespacio. Al mismo tiempo las mismas aplicaciones y redes
digitales se constituyen como un nuevo universo narrativo que, al tiempo que genera nuevas
historias, genera una serie de narrativas propias que dan sentido y justifican el uso y de las
tecnologías digitales y el peso especíifico que juegan en nuestro actuar más cotidiano.
Los relatos digitales han supuesto el paso de una narrativa lineal construida sobre un esquema
relativamente sencillo donde los significados están directamente relacionados con el desenlace
de las historias y donde los mensajes están más o menos explícitos y coincidiendo, en muchos
casos, con la moraleja final, a una narrativa arbórea hipertextual donde las historias se
entremezclan y confunden, donde los significados se multiplican y los mensajes se convierten
en implícitos y, en muchas ocasiones, quedan ocultos en la complejidad del hipertexto.
Con la convergencia de medios y dispositivos surgen las narrativas transmedia (Scolari, 2013).
Relatos que se entrecruzan y convergen a través de una red de lenguajes, medios y pantallas
dando lugar a unos entornos narrativos transmedia donde los diferentes actores comparten
historias a través de medios diferentes: música, comic, series, videoclips, videojuegos,
aplicaciones, merchandising, dando lugar a universos de significación donde la construcción de
la personalidad de los personajes junto al contexto ideológico en el que se mueven adquieren
un peso específico determinante a la hora de generar significados radicales.
De esta manera, en el universo transmedia, el contexto sustituye al relato como unidad de
significación ya que las historias se entrecruzan en el espacio digital creando múltiples
discursos que confluyen en un contexto transmedia que es donde se materializa el universo de
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significación que da sentido a nuestras formas de representación y actuación en el espacio
digital.
2. El modelo circular narrativo. Narrativas de consenso y narrativas de violencia.
La teoría circular narrativas desarrollada por Sara Coob nos habla de como las personas y las
comunidades se encuentran y se desencuentran a partir de la confluencia o la confrontación de
narrativas que para ellas se constituyen como narrativas radicales de referencia.
Coob (2016), al estudiar las narrativas de la violencia, pone el acento en como los conflictos
que provocan violencia son consecuencia de la confrontación de narrativas contrapuestas sobre
una misma realidad o vivencia. Para esta autora la resolución del conflicto y, por tanto, la
capacidad del encuentro y la posibilidad de rehacer conductas que permitan la convivencia y la
cooperación depende de como esas narrativas divergentes vayan transformándose, de forma
progresiva, a partir de vivencias, reflexiones y diálogos. De esta manera, en una progresión
circular de relatos y significados, van transformándose en relatos aceptables, convergentes e
incluso complementarios.
Desde un punto de vista social podemos apreciar la existencia de narrativas divergentes o de
conflicto que provocan la ruptura, el enfrentamiento, las prevenciones, el descredito de personas
y procesos, impidiendo una acción coordinada y eficaz. Son narrativas contrapuestas que
provocan disparidad de opiniones, enfrentamientos entre profesionales, bloqueos en la acción
e imposibilitan el desarrollo de proyectos colectivos.
Por otra parte, vamos a encontrar narrativas convergentes, de consenso, aceptadas por la
mayoría de los miembros de una colectividad, que generan el acuerdo, la aceptación, el trabajo
en común, la apropiación de dinámicas y estrategías colectivas y la identificación con los
procesos colectivos de la comunidad.
En el mundo digital encontramos, del mismo modo, narrativas divergentes o de ruptura que van
a provocar posicionamientos enfrentados y usos sesgados de aplicaciones, entornos y redes,
mientras que vamos a encontrar también narrativas que provocan el consenso, la aceptación
colectiva y el uso generalizado de herramientas y contextos digitales.
Sobre estas premisas, vamos a analizar cuales son esas narrativas, como abordarlas de una
manera crítica y transformadora y como generar dinámicas y estrategias que permitan el
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encuentro circular narrativo necesario para la optimización de los recursos digitales y para un
uso eficaz, creativo y transformador de las tecnologías digitales para la interactividad, el
aprendizaje y la sabiduría digital.
3. Las narrativas de la cultura digital en el contexto socioeducativo
Las narrativas de la cultura digital son los relatos con los que tanto socialmente como desde una
perspectiva individual representamos y justificamos las funciones, significados y usos de las
tecnologías digitales en nuestras prácticas más cotidianas. Según Valenta y Bianconcini, las
narrativas digitales tienen la capacidad “de articular los conocimientos objetivos y subjetivos
para representar experiencias por medio de narrativas digitales que permitem organizar el
pensamiento y las informaciones, identificar las marcas esenciales, comprender y recrear las
experiencias” (2014, p.39).
Entre las narrativas digitales identificamos aquellas de carácter personal con las que cada
persona justifica su posicionamiento y uso de las tecnologías así como su posicionamiento ante
otras narrativas de carácter sociocultural. También encontramos narrativas sociales en cuanto
relatos colectivos, más o menos críticos o estereotipados, que condicionan los uso sociales y
educativos de las herramientas y redes digitales.
Las narrativas de la cultura digital son fundamentalmente narrativas transmedia. Para Scolari,
las narrativas transmedia () son una particular forma narrativa que se expande a través de
diferentes sistemas de significación (verbal, icónico, audiovisual, interactivo, etc.) y medios
(cine, cómic, televisión, videojuegos, teatro, entre otros) (2016, p. 24).
Se trata, fundamentalmente, de una red de relatos interconectados que configuran significados
convergentes y divergentes que dan forma a un contexto personal y social de interpretación, a
modo de “galaxia semántica en el que las representaciones socioculturales son más
importantes que cada una de las historias tomadas por separado.
En este sentido, según las teorías circulares narrativas, en esta galaxia de significados vamos a
encontrar narrativas de tipo divergente que nos van a conducir a visiones estereotipadas y
apocalípticas sobre el uso y abuso de las tecnologías frente a narrativas convergentes que nos
van a permitir representaciones comunicacinales, interactivas, humanizantes y liberadoras en
las representaciones de la cultura digital y en las prácticas que esas representaciones
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condicionan. De esta manera, siguiendo el modelo de Coob (2016) vamos a analizar una serie
de narrativas digitales de consenso junto a otras que provocan prevención e incluso rechazo
tratando de encontrar representaciones circulares que nos permitan formular relatos de consenso
para un uso creativo, interactivo y cooperativo de las tecnologías digitales en el contexto
socioeducativo.
En un primer lugar vamos a hacer referencia a las narrativas directamente relacionadas con las
tecnologías digitales, discursos referidos con la eficacia y eficiencia de la tecnología, con las
variables espacio temporales, con la virtualidad o con la estructuración de redes.
Las narrativas de la eficacia y eficiencia de los algoritmos digitales en la ejecución de tareas,
detención y evaluación de procesos y gestión de actividades cotidianas con una reducción de
costos y recursos es una de las narrativas que, si bien esta generalizada, no en todos los casos
los resultados son tan precisos y en muchos de los casos, la precisión y efectividad está ligada
a costos de investigación y gestión relativamente elevados, alcanzándose los objetivos a través
de programas Premium o tras la confluencia de recursos económicamente elevados.
El segundo grupo de narrativas está relacionado con la inmediatez en la comunicación, la
rapidez en la respuesta compleja, la acumulación de datos el big data” o la deslocalización
espacio temporal que permite un trabajo “on line” así como la comunicación a largas distancias
y en tiempo real.
Las narrativas relacionadas con la virtualidad, con las relaciones reales o virtuales, con la
presencialidad o la virtualidad, con la ausencia de contacto físico, con la liquidez de aquello
que pasa en el ciberespacio son otros de los relatos que condicionan nuestra representación de
la red. En este sentido Castells (2009) ya nos advertía que aquello que pasa en la red no es más
que una proyección de lo que pasa en el mundo analógico y por tanto forma parte del mundo
real.
Por último, los relatos de una comunicación en red y el tejido de una red de redes que nos
permiten desde el contacto que sublima nuestra sensación de soledad, la proyección de nuestras
inquietudes y el refuerzo de nuestra autoestima, la comunicación fáctica y banal hasta la
comunicación interactiva, el encuentro interpersonal y la acción solidaria en la red, completan
esta breve visión de los que hemos denominado narrativas tecnológicas del universo digital.
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Como complemento a los relatos de la tecnología digital vamos a poner nuestra atención en los
denominados discursos vacíos del universo digital. Vamos a llamar discursos vacíos a aquellas
narrativas que, desde una perspectiva de los significados socioeconómicos, relacionales e
identitarios, no aportan contenidos vivenciales a las trayectorias vitales de sus usuarios. Si bien
los llamados discursos vacíos apelan a los sentidos y las emociones básicas no suponen un
aporte significativo para el universo de sentimientos, razonamiento, aprendizaje y sabiduría
humana.
Entre estos discursos o narrativas vacías podemos encontrar la narrativa de la realidad virtual o
metaverso, en tanto representación tridimensional en la nube que nos hace experimentar
sensaciones y emociones que, mucho más allá de permitirnos un entrenamiento virtual, a modo
de simulador de la realidad, no aporta significado a nuestras vivencias y a nuestro mundo de
relaciones, una segunda narrativa vacía la podemos encontrar en el mundo del bit coin o dinero
digital que, si bien supone un movimiento especulativo conectado con el mundo de las finanzas
al que accede a través de conexiones en la red, no supone una aportación significativa en el
sisteme de mercado. Por último, los relatos relativos a la inteligencia artificial nos referencian
a un universo de algoritmos progresivos que relacionan, con cierta rapidez, la gran cantidad de
datos presentes en la red pero que, más allá de un poderoso procesador de datos, no aportan
soluciones inteligentes ni creativas al desarrollo de la inteligencia humana. Si bien constituyen
herramientas que ayudan a la actividad de la humanidad, en ningún momento, pese a los
esfuerzos tecnológicos que se están realizando, sustituye al razonamiento humano.
Un segundo tipo de narrativas que vamos a considerar, son aquellas que vamos a denominar
narrativas negativas o de conflicto: narrativas relacionadas con el consumo, el control, las
adicciones, el acceso, la intimidad o la violencia y el acoso.
En este caso nos encontramos con las representaciones narrativas relativas al consumo,
consumo de aplicaciones, cada vez más sofisticadas y novedosas, consumo de tiempo, de datos,
compras en la red, una narrativa directamente relacionada con las opciones de mercado y con
la actitud del tener y poseer. Estas narrativas de consumo están también relacionadas con relatos
de pérdida de tiempo, ocio pasivo o uso compulsivo de las tecnologías.
En segundo lugar, muy relacionadas con las anteriores, encontramos los relatos relacionados
con las adicciones, adicción a las redes, adicción al juego, adicción al consumo de pornografía.
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Narrativas que se construyen a partir de ciertas características del software digital: sentimiento
de privacidad y libertad, aceleración y multiplicidad de estímulos y continuidad circular de las
secuencias en las distintas historias provocando, de esta manera una sensación de procesos sin
fin que nos invitan constantemente a seguir conectados.
En tercer lugar vamos a fijar nuestra atención en los relatos relacionados con el acceso, el
control de los datos y la pérdida de intimidad, el acceso libre y universal a todo tipo de
contenidos, el acceso de menores a contenidos no aptos para su edad, el control de nuestros
datos por parte de las multinacionales del sector, la manipulación y uso de estos datos, así como
la pérdida de intimidad son los elementos narrativos que conforman estos relatos.
Por último, en este grupo, encontramos los relatos relacionados con la violencia, el acoso, la
extorsión, el bulling o el delito informático, diversos tipos de violencia contra la intimidad, la
dignidad o el patrimonio personal presentes en la red ante los que hay que tomar medidas
preventivas o disuasorias.
Frente a estos relatos, que condicionan el acceso a las redes y su uso desde las prácticas
socioeducativas de la pedagogía social vamos a encontrar las narrativas de consenso y uso
sociocultural y creativo de las tecnologías digitales, entre ellas vamos a considerar las narrativas
relacionales, las narrativas lúdico recreativas, las narrativas interactivas, las narrativas
democráticas y de la ciudadanía activa, las narrativas de expresión y visibilidad, las narrativas
colaborativas y las relacionadas con el aprendizaje y la sabiduría digital.
Las narrativas relacionales hacen referencia a la capacidad de comunicación entre iguales, la
comunicación intergeneracional, la lucha contra el sentimiento de soledad, pero también con el
encuentro de inquietudes y sensibilidades o con el desarrollo de identidades colectivas, tal y
como plantean Gabelas y Marta-Lazo en su obra “La era TRIC: factor R-elacional y
educomunicación (2020) por su parte, las narrativas lúdico recreativas, más allá que con un ocio
evasivo o un juego compulsivo, están relacionadas con el juego como actividad creativa, como
exploración de nuevas realidades, con el uso creativo del tiempo libre, con la recreación de
espacios de socialización o con un aprendizaje lúdico, exploratorio y creativo.
Por otro lado, las narrativas interactivas hacen referencia a una comunicación bidireccional,
horizontal y descentralizada, una comunicación que permite el encuentro interpersonal, la
alteridad, el intercambio íntimo que nos permite desarrollar proyectos colectivos en común.
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Como afirma Silva (2005), una interactividad que supone “un plus comunicacional” que
permite optimizar y solidificar las dinámicas comunicativas en la red.
En este mismo orden nos encontramos con las narrativas democráticas y de la ciudadanía activa.
Más allá que la posibilidad de retroalimentación que ofrece la red, de opinar, de responder a
cuestiones específicas relacionadas con la gestión de la comunidad, más allá de la posibilidad
del voto digital, la democracia y la ciudadanía activa pasan por una presencia activa en la red,
por la existencia de ciudadanos internet (Castells, 2009), personas que se posicionan
activamente en la red para crear opinión, visibilizar sensibilidades o defender derechos, una
acción desinteresada, activa, en pro del bienestar comunitario. La acción coordinada de estos
ciudadanos digitales estructura los llamados micropoderes (Cremades, 2007), configurando de
esta manera una ciberdemocracía (Levi, 2004). Narrativas del ciberactivismo (De la Cueva,
2015) o Ciberciudadanía (Viché, 2015) contribuyen a desarrollar la narrativa sociopolítica de
una ciudadanía digital activa.
En una sociedad dominada por las culturas dominantes y los poderes mediáticos que copan, no
solo la distribución de la información, sino que configuran las representaciones socioculturales
de la realidad, las narrativas de la expresión y la visibilidad relatan como las redes digitales
suponen una oportunidad para la libertad de expresión así como abren canales para la visibilidad
de culturas y colectivos sociales minoritarios o desfavorecidos. La visibilidad de razas, culturas,
género, comunidades se hace presente en la red a pesar de las trabas y los discursos
globalizadores dominantes en el ciberespacio.
El mundo digital interconectado y la convergencia de medios y pantallas proporciona una
posibilidad única para el trabajo y la acción colaborativa, narrativas de trabajo cooperativo,
acción solidaria en las comunidades locales y en las cibercomunidades, aprendizaje e
investigación colaborativa, desarrollo de proyectos cooperativos desde territorios muy diversos
y distantes son relatos e iniciativas que posibilita la red de redes.
Por último, las narrativas relacionadas con un aprendizaje invisible (Cobo y Moravec, 2011)
configuran nuevos modelos de autoprendizaje, un aprendizaje ubicuo y colaborativo que,
aprovechando las potencialidades del big data y la inteligencia artificial para el acceso a la
información y el procesamiento de datos, permiten una mejora en el análisis crítico de esos
datos, una búsqueda de soluciones más creativa y una toma de decisión transformadora por
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parte de las personas en proceso de aprendizaje. De esta manera podemos hablar de un
aprendizaje aplicado como consecuencia de la llamada sabiduría digital (Prensky, 2011),
superando así el mecanicismo acrítico de la mal llamada inteligencia artificial.
4. Los jóvenes y las narrativas digitales. Implicaciones en las prácticas socioeducativas.
La parte práctica de nuestro estudio se centró en observar y analizar las narrativas de jóvenes
estudiantes portugueses de una escuela secundaria de la Eurociudad Chaves-Verin, en Trás-os
Montes, Portugal.
A nivel epistemológico nos situamos en un paradigma interpretativo con un enfoque
metodológico cualitativo centrado en la observación de datos narrativos recogidos de los
jóvenes a través de sus conversaciones, tratando de identificar la naturaleza profunda de las
realidades y su sistema relacional. Los participantes fueron un grupo de ocho jóvenes
estudiantes, habiéndose analizado tanto las narrativas expresadas oralmente como también la
documentación generada por el gabinete de mediación del centro educativo.
A través del análisis del desarrollo de las competencias del perfil de los alumnos a la salida de
la escolaridad obligatoria en Portugal mostraremos los procesos interactivos y cómo, por medio
del lenguaje narrativo, los jóvenes explicitan sus intereses, deciden temas a investigar, aprenden
a formular preguntas, buscan información, explican las tareas que realizan, conversan con sus
iguales y con la comunidad, aprenden a escuchar y a dialogar y cual es el papel que, en este
entramado vital, tienen las tecnologías digitales.
Para ello hemos utilizado los relatos expresados en las asambleas de mediación en que los
jóvenes se reúnen periodicamente. Las asambleas se nos presentan como un espacio de
interaccion diseñado con el fin de poner en común distintas cuestiones e inquietudes que
preocupan a este colectivo.
Pretendemos que nuestros alumnos aprendan a ser personas autónomas, libres, justas y
comprometidas. Para ello la escuela ha de ser un espacio interactivo donde se recree la cultura
y donde se posibilite el crecimiento y transformación (Bruner, 1997; Madureira, 2022).
Además, la cultura exige la capacidad de situarse en el mundo y saber desenvolverse en la
defensa de unos valores basados en la diversidad, la solidaridad, el respeto mutuo, la justicia y
la libertad (Santos Guerra, 2000). Esto exige que valoremos tanto los conocimientos, cultura,
actitudes, vivencias, concepciones básicas, intereses, preocupaciones y deseos de todos y cada
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uno de ellos para llegar a implicarles en un proceso dialógico que les permita expresar de forma
abierta y libre su propia visión de la realidad.
Estos jóvenes formaban parte de la oficina de mediación del centro educativo creada en el marco
del Programa Nacional para la Promoción del Éxito Escolar con el objetivo de promover la
consolidación de una cultura de convivencia pacífica y bienestar para toda la comunidad
educativa.
En nuestra observación detectamos como los jóvenes destacaron la importancia de las narrativas
relacionales en su desarrollo y formación académica y personal al desarrollar habilidades
relacionales de comunicación intercultural con compañeros de otras nacionalidades. Destacaron
que el centro acoge cada vez a más alumnos inmigrantes procedentes de España, Brasil y, más
recientemente, refugiados de Siria y Ucrania, países que se encuentran en situación de conflicto
bélico.
En este sentido, se desarrollaron actividades de diálogo intercultural para acercar las diferentes
culturas presentes en el contexto escolar. A través de la pedagogía del lazo social, se posibilitó
el encuentro entre culturas para acercarlas, co-construyendo identidades colectivas. Cabe
destacar el hecho de que la escuela Eurociudad recibió el sello de escuela intercultural, debido
a que promueve prácticas que valorizan las narrativas relacionales interculturales.
Los jóvenes han mencionado que en el mundo digital en el que vivimos, se comunican cada vez
más con sus pares a través de plataformas digitales, especialmente WhatsApp, Instagram,
tiktok, tweeter. En este sentido, la escuela tiene el gran desafío de comunicarse oralmente con
sus compañeros y el resto de la comunidad educativa, lo que llevó a los más entusiastas
mediadores a trabajar junto a sus pares para desarrollar habilidades comunicativas, apelando al
diálogo, interacción cara a cara y ejercicios de expresión oral y corporal.
En estas sesiones de mediación entre pares se constató que los jóvenes se estaban dando a
conocer, expresando sus sentimientos e inquietudes, demostrando su preocupación por su
imagen corporal y la aceptación por parte de sus compañeros y su círculo de amistades. Otra
preocupación está relacionada con la inclusión en el contexto escolar, ya que muchos de los
jóvenes mencionaron haber observado compañeros que se aislaban y no dialogaban con sus
pares y el resto de la comunidad. Fue aquí donde los estudiantes mediadores asumieron un papel
crucial al dirigirse a estos compañeros para acogerlos y comprender si necesitaban ayuda y
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cómo podían ayudar y contribuir así al desarrollo de sentimientos de bienestar en el contexto
escolar.
La mediación dialógica contribuyó en gran medida a la reducción de las situaciones de
aislamiento escolar y social, pues dirigió una mirada atenta a todas aquellas situaciones que
merecían atención por la evidencia de conductas menos positivas.
También se interrogó a los jóvenes respecto a narrativas sobre juegos y tiempo libre, pues a
través de la valoración del juego y la creatividad, los jóvenes exploran nuevas realidades,
participando de actividades lúdicas que les permiten desarrollar habilidades musicales,
expresivas, motrices y conocer nuevas realidades. Mencionaron que en la oficina de mediación
de la escuela pueden participar de talleres de manualidades, escritura creativa, música
(guitarra), yoga y meditación, que les permiten explorar sus sentidos y desarrollar una visión
holística del mundo.
Esta oferta formativa les ayudó a salir de su zona de confort, que en la mayoría de los casos
está relacionada con la ocupación del tiempo libre, a través del desarrollo de juegos online, a
distancia, con sus compañeros. Las narrativas de los jóvenes en torno al tiempo libre permiten
comprender que el juego tradicional tal y como lo conocemos da paso a los juegos online, en
red, una realidad que se deriva de la sociedad global en la que vivimos.
Ante las nuevas formas de "convivencialidad" (Illich, 1974) en la sociedad red, las narrativas
interactivas adquieren cada vez más importancia, lo que permite identificar la valorización del
contexto en la educación de los jóvenes. Se destaca en los relatos de los jóvenes que la
comunidad local ha constituido un espacio de aprendizaje frente a los desafíos de la
contemporaneidad, ya que se promueven actividades de diálogo a través de lazos
intergeneracionales y encuentros entre escuelas e instituciones de la tercera edad en la
comunidad. En estas actividades, varias generaciones se encuentran en un mismo espacio-
tiempo y es posible conocer, valorar y compartir las narrativas materiales e inmateriales de los
individuos y las comunidades. De esta forma se desarrollan narrativas interactivas, compartidas
y culturas de diálogo, desarrollando proyectos colectivos en co-creación. La comunidad
educativa emerge como un lugar de (re)construcción de identidades en un proyecto colectivo.
Subrayamos la idea de Furter de que "la contribución que la educación puede hacer al
humanismo es enseñar a las nuevas generaciones a dialogar" (1996, p. 137).
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Cabe señalar que los jóvenes de este estudio son nativos digitales, ya que nacieron en el siglo
XXI. De acuerdo com Marc Prensky (2001) los nativos digitales han crecido con la tecnología
digital: celular, computador, internet, videojuegos, redes sociales. Se fueron socializando a
través de una comunicación digital, que consecuentemente trajo un cambio en la forma de
pensar y de procesar la información. Se destaca que los jóvenes, en cuanto nativos digales,
utilizan el internet como primera fuente de información y los libros como segunda, mientras
que los inmigrantes digitales harán lo opuesto (Prensky, 2001).
Verificamos en los discursos de los jovens la emergencia de narrativas de trabajo cooperativo,
visibles en la acción solidaria con las comunidades locales. En las narrativas de los jovens
podemos encontrar referencias a los aprendizages que los jovenes han proporcionado a los
mayores en el desarrollo de la sabiduría digital, de modo a la consideración de la tecnología
digital como parte importante de sus vidas. Los jovens han referido que han sensibilzado a las
personas mayores a usar las tecnologías digitales como estratégia de solucionar problemas
cotidianos y a relacionarse a través de internet con sus familias y amigos.
Esta prática de los jovenes va al encuentro de la ideia de Prensky (2009) de que la sabiduría
digital puede y debe ser aprendida y enseñada, en una dialética de continuidad y discontinuidad
(pausas de reflexión) para responder a los desafíos de una sociedad en tránsito (Furter, 1996).
También en el contexto comunitario, cabe destacar el desarrollo de narrativas democráticas y
de ciudadanía activa, a través de una educación comprometida con la democracia en la que se
ofrezca a los jóvenes la experiencia de prácticas pedagógicas orientadas a la singularización
(currículo identitario) y al diálogo (intercultural, intergeneracional). La valorización de la
cultura local y el desarrollo de narrativas interculturales a nivel global presupone, en la era del
conocimiento, el uso de internet para promover la convivencia en red con el fin de promover el
bienestar individual y comunitario. El desarrollo de narrativas de ciudadanía se cruza así con
narrativas de ciberciudadanía (Viché, 2015) hacia la consolidación de una narrativa más amplia
de ciudadanía digital global.
Si se puede apreciar en las narrativas de los jóvenes el poder de la conexión en red, visible en
estar comunicado con las demás personas y poder responder en tiempo real a los mensajes, es
otra necesidad de suma importancia para estos jóvenes. Los sabios digitales de este estudio son
jóvenes que han demostrado curiosidad y son autodidactas que utilizan la información de
Internet como una forma de comunicarse con los demás y desarrollar nuevos aprendizajes. Estas
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narrativas se cruzan con los aprendizajes invisibles (Cobo y Moravec, 2011) ya que contribuyen
al desarrollo de la configuración de modelos de autoaprendizaje a través de plataformas
digitales en entornos más flexibles, creativos y propicios para el desarrollo de competencias en
cualquier momento y lugar.
5. A modo de conclusión
En el transcurso de nuestro trabajo de observación-acció-participativa hemos constatado como
las narrativas divergentes y de conflicto hacía el uso de las tecnologías digitales forman parte
de un discurso social estereotipado y de unos relatos preventivos relacionados principalmente
con el universo analógico, los prejuicios sociales y el mundo de los adultos. En este sentido son
los agentes educativos y, en concreto, el profesorado los que manifiestan más dudas sobre el
uso de las tecnologías digitales en el espacio relacional y educativo mientras que los jóvenes,
nativos digitales todos ellos, se muestran mucho más abiertos al uso de las tecnologías en su
vida cotidiana. Estos, admitiendo y valorando la comunicación interpersonal cara a cara,
asumen como normal el uso de las tecnologías en sus esferas de relación, ocio y aprendizaje
compartiendo narrativas relacionales, colaborativas y de ciudadanía democrática capaces de
generar relatos convergentes de comunicación e interactividad, ciudadanía activa y aprendizaje
colaborativo generdor de espacios de la llamada sabiduría digital.
Es por todo ello que vemos necesario y urgente establecer dinámicas de encuentro dialógico
que permitan consensuar narrativas digitales de convergencia en los contextos socioeducativos
y, muy especialmente, en los centros educativos.
Se hace necesaria la transformación de las narrativas digitales presentes en los contextos
educativos de manera que las tecnologías optimicen dinámicas de comunicación interactiva,
análisis crítico y sabiduría digital.
Ellos suponen apostar por un cambio cultural totalmente necesario para que la Pedagogía Social
asuma las tecnologías de la inteligencia artificial visibilizándolas como cultura humanista,
crítica y colaborativa y como estrategias para la creatividad, el aprendizaje crítico y la
transformación social.
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